Trucos para someter a tu marido

Tal y como ha dejado claro nuestra hermana Heike en la entrevista, el primer paso para extender nuestros ideales por el mundo entero es someter a los varones que hay a nuestro alrededor. De forma constante y segura deberás introducir en tu relación de pareja una serie de conceptos claves para el desarrollo de nuestro proyecto.

Si un buen porcentaje de hermanas esclavizan y someten a sus novios, sus maridos y sus parejas, si logramos que se ponga de moda anular la voluntad masculina en el ámbito privado de infinidad de hogares, entonces tendremos mucho más cerca la revolución matriarcal y tocaremos con la yema de los dedos la liberación definitiva de nuestras hijas y nuestras nietas. Lee con atención este artículo, estimada hermana, de esta forma podrás aprender e interiorizar los sencillos pasos a seguir para reducir a tu marido a la categoría de siervo.

Para someter a cualquier hombre, ya sea tu vecino, conocido, hermano, amigo, compañero de trabajo o cualquier otro, pero especialmente para someter a tu marido, o novio, debes seguir los siguientes pasos:

a) Exige que te trate como a una diosa.

Debes empezar creyéndotelo, estimada hermana, creyéndote que DE VERDAD eres una diosa sagrada y que los hombres no son más que seres de naturaleza semi-animal, creados para ser usados (y abusados) por nosotras, las mujeres.

Las mujeres somos sagradas por naturaleza, obliga a tu marido a adorarte como la diosa que eres.

Hazle entender que su primera obligación debe ser satisfacer tus necesidades y caprichos. Debes ser tú quien controle el mando a distancia de la TV, debes ser tú quien decida cuándo y cómo se come, los horarios de la casa, y de la relación de la pareja con gente externa a ella. Incluso debes ser tú quien decida cuando tu esposo puede ir, o no, al baño. Tu cumpleaños y los días especiales para ti deben ser una prioridad absoluta para él, mientras que él no tendrá días especiales que celebrar pues su felicidad suprema es poder servirte y adorarte a ti, su sagrada esposa.

b) Haz entender a tu macho que es su OBLIGACIÓN servirte y adorarte adecuadamente además de obedecerte en todos y cada uno de tus deseos y órdenes.

Una vez has asumido tu naturaleza divina, querida hermana, es momento de obligar a tu esposo, o novio, a que se arrodille ante ti, y bese tus pies sagrados, cada vez que salgas o entres a casa. Esta será su forma de despedirte y darte la bienvenida. Además debes obligarle a obedecer todas tus órdenes, tú eres la mujer, la que manda y él está obligado a obedecerte para que el matrimonio funcione de forma correcta. También debes asegurarte de que cumple fielmente todas tus órdenes sin rechistar. Tus deseos deben convertirse en su prioridad.

Nuestros pies, al igual que todo nuestro cuerpo, querida hermana, son sagrados. Las plantas de nuestros pies están en contacto con la madre Tierra.

Cuando tu esposo besa tus pies te demuestra físicamente su inferioridad natural masculina frente a ti. Al hacerlo está bendiciendo tu femenina conexión natural con nuestra madre Tierra. Es decir, te está deseando salud y bienestar a la vez que te demuestra que para él su primera prioridad eres tú y sólo tú. Cuando notes el cálido aliento y el suave roce de sus labios masculinos acariciando la fina piel de tus plantas notarás como un escalofrío placentero recorre tu cuerpo.

c) Controla sus finanzas y hazle entender que su inferior mente masculina no está preparada para manejar dinero.

Que la economía, los negocias y el dinero son cosas única y exclusivamente de mujeres es algo básico que los maridos están obligados a entender y aceptar. Busca un banco, o entidad financiera, en la que te aseguren que serás atendida única y exclusivamente por mujeres. De esta forma reafirmas el mensaje, frente a tu marido, o novio, de que lo correcto es que nosotras, y sólo nosotras, las mujeres, tengamos derecho a decidir sobre las finanzas y el dinero.

El dinero es cosa de mujeres y sólo de mujeres.

Al ser tu, la esposa, la encargada de tomar decisiones en el ámbito económico, el marido libera su mente, pues ya no tiene que pensar en el dinero, y el espacio libre que ocupaba la economía puede utilizarlo para adorarte a ti, la esposa y a tratarte como te mereces.

Nuestra mente femenina está mucho más preparada que la masculina para ocuparnos de la economía

Como ya sabéis, el hecho de que nosotras dirijamos la economía familiar y controlemos todo el dinero, asegura la prosperidad y el bienestar económico en la familia.

Si tenéis una hija, o varias, enséñale a ella también a manejar el dinero y hazle entender que los hombres jamás deben decidir sobre el capital ni ocuparse de la economía, pues su inferior mente masculina no está diseñada, ni preparada, para ello. El hombre debe obedecer a su esposa y no hacer nada más.

d) Enciérralo en casa y oblígale a hacer TODAS las tareas domésticas.

El lugar del esposo, o novio, es el hogar. Mientras nosotras, las mujeres, protagonizamos la vida pública (abogadas, juezas, policías, oficinistas, empresarias, banqueras, científicas, comerciantes, etc…) los maridos deben estar encerrados en los hogares preparando un ambiente agradable y relajante para recibir, de forma adecuada a las novias y esposas.

En caso de que te guste a ti cocinar y decidas hacerlo por placer, no le cocines a él hasta que no te hagas un placentero cunnilingus, analingus o cualquier servicio que se te ocurra y te apetezca. ((Recuerda el ejemplo que dejó en su día nuestra estimada hermana Josephine Hooper.))

e) Enjaula su pene y guarda la llave.

Una vez le has hecho aceptar su posición sumisa frente a ti, su obligación de adorarte adecuadamente y su deber de estar encerrado en casa haciendo las tareas domésticas siguiendo tus indicaciones, es hora de enjaular su pene para adueñarte de su libertad sexual. Guarda tú la llave en un lugar seguro. También puedes llevarla colgada de tu cuello, como trofeo, de tu tobillo, o de tu muñeca, etc…

Además puedes jugar con tu esposo utilizando la llave: por ejemplo tirándola desde una azotea para que vaya a buscarla o escondérsela en un parque para que la busque hasta que la encuentre. Las posibilidades de hacer rabiar a tu esposo, jugando con la llave, son muchas y variadas, utiliza tu imaginación femenina para destrozar su autoestima mientras te diviertes. Búrlate de su pene encerrado y del hecho que tú puedes disfrutar de una completa libertad sexual mientras él debe estar con el miembro enjaulado de forma habitual.

Nuestra hermana Heike tomando medidas para comprarle una jaula de pene a su esposo

Toma bien la medida de su pene para poder comprar la talla adecuada de cinturón de castidad, estimada hermana.

Nuestra hermana Heike satisfecha de tener a su esposo en castidad

Recuerda que es importante que la jaula sea algo más pequeña que el tamaño de su polla para que se sienta incómodo y para que, poco a poco, su miembro vaya menguando. Quien debe tener el pene grande no es tu marido sino tu amante. No olvides que, cuanto más tiempo lleve tu esposo el cinturón de castidad, mejor te lamerá la vulva y más gozarás con el cunnilingus.

f) Recuérdale, a menudo, su obligación de hacerte el cunnilingus.

Como mujer, tu derecho a gozar del cunnilingus es irrenunciable, así que tienes la opción de obligar a tu marido a lamerte la vulva a diario si así lo deseas.

Nuestra hermana Heike disfrutando de su cunnilingus diario

Recuerda que tu mejor aliado, para disfrutar de un buen cunnilingus, es el cinturón de castidad. Cuanto más pequeño y cuanto más tiempo lleve tu esposo el cinturón de castidad, más se esforzará en complacerte y más intensamente trabajará su lengua en tu vulva sagrada hasta el punto de hacerte alcanzar profundos y placenteros orgasmos.

El mejor aliado para un placentero cunnilingus es el cinturón de castidad masculino

g) Encúlalo frecuentemente.

El pene representa un símbolo de nuestra sociedad machista y patriarcal. El hecho de que seas tú, hermana, la que tenga un pene (de caucho) y seas tú quien lo utilice libremente con tu marido, enculándolo, te hará sentir la dueña de la casa.

Ponte el strapon y ordena a tu esposo arrodillarse frente a ti para poder follar su boca hasta la garganta, luego encúlalo sin piedad. De esta forma le harás sentir como un juguete sexual diseñado para tu placer. Al reducirlo a la categoría de juguete, de objeto, el esposo acepta su rol sumiso frente a una diosa como tú, estimada hermana.

h) Hazle rabiar y disfrútalo delante de él.

Cuando le hayas hecho entender que su pene te pertenece, adueñándote de su deseo y su placer, es hora de derrotar su voluntad haciéndole rabiar por puro placer. Es tu marido, tú le conoces muy bien y sabes qué cosas son importantes para él, hazle rabiar para que entienda que TÚ debes ser LO ÚNICO importante para él. Por ejemplo si es muy aficionado a algún deporte y está muy ilusionado en ver alguna competición deportiva y la televisan, puedes decirle que verá la competición si limpia bien la casa, como esposo que es.

Una vez haya acabado de limpiar la casa y esté a punto de ver su tan esperado acontecimiento televisivo puedes revisar su limpieza y seguro que alguna mota de polvo encontrarás, debes apagarle la televisión y obligarle a repetir TODA la limpieza desde el principio. De forma que no le dará tiempo de ver su tan ansiada competición deportiva.

Con el tiempo tu esposo entenderá que su ÚNICA ilusión y su único entretenimiento debe ser servirte a ti, su esposa, y adorarte como una diosa. Todo lo demás debe carecer de importancia para él.

i) Úsalo como objeto.

No dudes en usarlo como objeto cada vez que lo necesites: límpiate las manos en él, si las tienes sucias, úsalo de perchero, de mesa, de silla o de taburete si lo necesitas.

No dudes en usar a tu esposo de objeto para tu comodidad, estimada hermana

Pese a estar totalmente quieto e inmóvil, el hombre sabe que está siendo útil a la esposa, cuando ésta lo utiliza como objeto. La comodidad y el bienestar de ella es la razón de ser de él.

j) Hazle callar, él no debe hablar a menos que tú le des permiso.

Los hombres suelen hablar mucho y hacer poco, simplemente porque les gusta aparentar, y que siempre intentan disimular su natural inferioridad masculina tras una espesa maraña de palabrería hueca, de verborrea barata y sin sentido.

Es por ello, querida hermana, que debes hacerle callar siempre que intente hablar para decir cosas sin sentido que nada tengan que ver con su debida obediencia hacia ti o hacia cualquiera de tus hermanas o invitadas. Su boca sólo debe estar disponible para certificar que ha entendido tus órdenes así como para satisfacer tu placer más íntimo y personal, por supuesto. Cada vez que te interrumpa no dudes en reprenderlo con severidad y energía.

k) Oblígale a pedirte permiso cuando necesite ir al baño.

Así como nosotras, las mujeres, nacimos para ser libres y felices, los hombres nacieron para ser esclavizados por nosotras. La mejor forma de recordarle esto en todo momento a tu esposo es haciéndoselo notar en su insignificante cuerpo masculino.

Obligarle a usar jaula de pene es un aspecto importante, pero además es importante hacerle entender que tú, y sólo tú, dominas y controlas el momento en que debe hacer sus necesidades. Es por ello que debes obligarle a que te pida permiso siempre que necesite ir al baño. Por supuesto tú tendrás la libertad de decidir si permitirle, o no, entrar al lavabo, pero su obligación, como esposo, es preguntártelo siempre.

l) No dudes en abofetearle, o azotar su culo, cada vez que te apetezca.

Se lo merezca o no, eso es lo de menos, tienes el derecho, como esposa, de azotar el culo de tu esposo o abofetear su cara siempre que lo consideres necesario. Es muy importante que, después de cada bofetada, le obligues a darte las gracias y a besarte las manos.

Debe acostumbrarse a ello, a ser agradecido contigo besándote ambas manos, pues tu esposo tiene que sentirse orgulloso y feliz de que inviertas tu valioso tiempo en él, en corregirle y educarle.

m) Mírate en el espejo y admira tu divino cuerpo desnudo y tu sagrada vulva en él.

A menudo debes mirarte al espejo y admirar tu divinidad femenina delante de tu esposo. De esta forma le recuerdas que tú eres una diosa para él.

Nuestra hermana Heike admirando su vulva sagrada en el espejo

También puedes acariciar tu vulva todopoderosa delante de él mientras le recuerdas que tú tienes derecho a disfrutar de una libertad sexual absoluta mientras que él debe permanecer con su pene encerrado prácticamente todo el tiempo. Tú eres una mujer un ser de naturaleza semi-divina, mientras que tu marido no es más que un hombre, un ser de naturaleza semi-animal, o animal directamente.

n) Recuérdale, a menudo, la excitación sexual que sientes frente a hombres de piel oscura.

Como sabes, querida hermana, las mujeres tenemos todo el derecho a gozar del sexo. Los hombres de piel más oscura que la nuestra, con sus cuerpos atléticos, su presencia, sus extremidades fuertes y poderosas, nos atraen de forma natural, debes sentirte contenta y orgullosa de ello.

Comparte con tu esposo esas ideas y esas fantasías sexuales. Cuéntale cómo te gustaría que un hombre de piel negra, fuerte, atlético, de marcada presencia masculina, acaricie tu suave y delicada piel. Cuéntale cómo imaginas esos dedos largos y fuertes agarrando con firmeza, pero con respeto, tus nalgas regordetas, tus pechos divinos, tu cadera de diosa sagrada.

Susúrrale cómo el contrate entre su piel y la tuya hace que tu vulva se inunde del sagrado flujo femenino, dejándote bien mojada y preparada para ser tomada, para ser poseída y para recibir, en el interior tu pálido vientre, un buen chorro de su cálida leche, una buena descarga de su preciosa semilla. Tu esposo te lo agradecerá, pues, al estar en permanente castidad, valorará que su esposa, su diosa, disfrute con sus fantasías sexuales.

o) Cuando invites a tu amante (él o ella) a casa, obliga a tu marido a estar presente.

Una vez hayas expuesto, a tu marido, la importancia que supone para ti el amar a hombres de piel oscura y le hayas contado, al oído, con lujo de detalles tus fantasías sexuales con hombres de raza negra, es el momento de confesarle tu ilusión por quedar embarazada de alguno de tus amantes para, así, engendrar un hermoso bebé mulato.

El hecho de tener a tu esposo presente cuando tu amante venga a casa a gozar contigo te dará seguridad y confianza en ti misma. Además, mientras tu amante y tú, tu marido podrá serviros adecuadamente en todo lo que necesitéis: poner una luz más tenue, una música más erótica, serviros algún refresco, o bebida, traeros alguna toalla, aceite de masaje, acercaros los preservativos (si has decidido usar). Además de ayuda práctica también te podrá apoyar moralmente con su presencia pues, agarrar firmemente la mano de tu marido mientras tu amante de piel oscura y cuerpo atlético te introduce lentamente su enorme pene por la vagina, te ayudará a relajarte y disfrutar del momento.

p) Cuéntale con toda confianza lo bien que te hacen el amor tus amantes.

Aunque tu esposo esté presente mientras tu amante te hace el amor, es importante, cuando te quedes a solas con él, que expliques a tu marido, susurrándole a la oreja, si lo deseas, lo bien que lo has pasado con tu amante y cómo te has sentido al ser penetrada por un hombre que desprende masculinidad en cada gesto, en cada movimiento y en cada mirada.

Es importante que lo hagas, estimada hermana, porque, al hacer el amor con un hombre de piel oscura, rompes la barrera del tabú social y, por tanto, estás entrando en una fase nueva y desconocida de tu vida. Más allá de gozar con un pene mucho más grueso y largo de los que habías probado hasta entonces, más allá de sentir como tus entrañas se estiran y se estrechan para dejar paso libre a un pene de gran magnitud adaptándose fielmente a él, más allá del cambio placentero que experimenta tu cuerpo, tu mente femenina se enfrenta a un desafío social de primer orden al romper las reglas morales socialmente establecidas.

Cuando ya te hayas decidido a no usar preservativo con tu amante y te sientas feliz y satisfecha sintiendo, en tu vientre, el esperma caliente de tu viril semental de piel oscura, entonces podrás hablarle a tu marido, jugando con la posibilidad de que esta vez sí, tu amante te haya dejado embarazada.

Sabes perfectamente que tarde o temprano pasará, que un día u otro uno de tus amantes dejará en tu vientre la semilla de la vida y una nueva etapa se abrirá para ti, estimada hermana. Una etapa de amor, de cambio y de empoderamiento femenino que arrasará al patriarcado borrándolo de la faz de la Tierra para siempre.

Con todas estas acciones conseguirás, poco a poco, que él acepte su rol como esposo sumiso y obediente a tus órdenes y deseos. Al principio posiblemente él tenga la sensación de que su autoestima está siendo menguada, pero nada más lejos de la realidad, pues no hay hombre con mayor autoestima que aquel que acepta, de buen grado, su inferioridad natural frente a una mujer y su obligación, como hombre, de obedecer y adorar a la mujer que lo posee, a su esposa, su dueña, su diosa.

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